sábado, 26 de marzo de 2011

LA EMPERATRIZ CIXI Y LA REBELION DE LOS BOXERS

LA EMPERATRIZ CIXI

Cixi fue concubina del emperador Xianfeng. Tras la muerte de éste en 1861. Cixi y la también emperatriz viuda Ci’an (慈安), se convirtieron en monarcas regentes en nombre del hijo de Xianfeng, el emperador Tongzhi (同治), que asumiría el poder imperial al alcanzar la mayoría de edad. las dos emperatrices regentes, asesoradas por el hermano del emperador fallecido, ejercieron el poder imperial de manera conjunta. El joven emperador Tongzhi fallecíó dos años después de su mayoría de edad, y la emperatriz regente Cixi vulneró las normas establecidas de sucesión al nombrar heredero a su sobrino de tres años de edad. [ El emperador Guangxu ]
Cuando su sobrino el emperador Guangxu, alcanzó la mayoría de edad, Cixi se retiró, aunque se mantenía informada de los asuntos de Estado.

debido a que el emperador se caracterizó por ser un pusilánime con tendencia a la depresión incapaz de gobernar adecuadamente, siendo manejado por pensadores de segunda que estaban protegidos por Japón.

Después de la derrota china en la Primera Guerra Sino-japonesa (1894-1895), el
Emperador Guangxu llevó a cabo una serie de reformas que se conoció  como “reforma de los 100 dias”. Lo que da inicio a la revolución Xinhai que es el nombre dado a la rebelión contra la última dinastía imperial china, la dinastía manchú de los Qing, que llevó al establecimiento de la República de China.
El emperador Guangxu en realidad podría haber sido engañado en una trampa por los reformistas liderados por Kang Youwei . Un misionero británico y un ex primer ministro japonés Ito Hirobumi Kang engañados, para que aceptara ceder soberania china de Itō. El embajador británico Sir C. MacDonald dijo que los reformistas habían dañado en realidad la modernización de China. La emperatriz viuda Cixi se enteró de la trampa, y decidió poner fin a la misma y salvar a China de ser objeto del control extranjero.

El emperador Guangxu en realidad podría haber sido engañado en una trampa por los reformistas liderados por Kang Youwei . Un misionero británico y un ex primer ministro japonés Ito Hirobumi Kang engañados, para que aceptara ceder soberania china de Itō. El embajador británico Sir C. MacDonald dijo que los reformistas habían dañado en realidad la modernización de China. La emperatriz viuda Cixi se enteró de la trama, y decidió poner fin a la misma y salvar a China de que son objeto de control extranjero.

La Emperatríz Ci Xi  acusa de conspiración a Guangxu  y lo encarcela. Asume nuevamente la regencia del gobierno. La dinastía Ching (Manchú), se enfrentaba a su mayor crisis hasta el momento. China se encontraba en una situación de atraso tanto política como económica con respecto al resto del mundo, había disputas internas y los intentos por modernizar el imperio habían fracasado. Las dos guerras del opio, la ocupación británica de Hong Kong por la fuerza y los “Tratados Injustos” que China se vio obligada a firmar, provocaron un fuerte sentimiento revolucionario y xenofóbico. Las investigaciones históricas mas recientes indican que Guangxu fue asesinado con arsenicoen 1908 apenas una semana antes de la muerte de la Emperatriz CiXi.

Un año después de retomar el poder, la emperatriz regente apoyó a las fuerzas que respaldaban la rebelión de los bóxers, una sublevación de carácter conservador y xenófobo, aunque nunca directamente, pues incluso protegió el barrio de las legaciones en Pekín cuando fue atacado por la secta. El problema radicaba en que la mayor parte de la corte manchú apoyaba o incluso formaba parte de los bóxers. Como represalia, las tropas de las potencias extranjeras capturaron Pekin,  tras lo cual Cixi aceptó las condiciones de paz impuestas por las potencias extranjeras, aplicando muchas de las Reformas Institucionales por las que se había enfrentado a su sobrino el emperador. Aunque su poder efectivo se redujo considerablemente tras las derrotas militares frente a Japón y las potencias occidentales, mantendría el control del Imperio hasta su muerte.

LA REBELION DE LOS BOXERS

Fue un movimiento contra la influencia comercial, política, religiosa y tecnológica foránea en China durante los últimos años del siglo XIX, desde noviembre de 1899 hasta el 7 de septiembre de 1901. Para agosto de 1900, cerca de 230 extranjeros, miles de chinos cristianos, un número desconocido (entre 50 000 y 100 000) de rebeldes, sus simpatisantes y otros chinos habían muerto en la revuelta y su represión.

. . . . . .”En 1900, se produjo un levantamiento popular que pretendía expulsar por la fuerza a los extranjeros de China. La sociedad de “Los Puños de la Justicia y la Concordia”, más conocida como los Boxers, se levantó en armas y sitió las legaciones extranjeras y la catedral católica en Pekín durante 55 días. La legación española abandonó su sede y se refigió con el resto de aliados en el recinto amurallado. El embajador de Alemania, el barón Klemens Von Ketteler fue hecho prisionero y poco después fue ejecutado. La corona británica dispuso un tropa de 2000 soldados que desembarcaron en las costas de China, pero los boxers ayudados por el ejército imperial lograron contenerles y retrasarles. Ante la gravedad de la situación, las potencias declaran la guerra a China. Tropas coloniales de Alemania, Rusia, Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Japón e Italia dirigidas por el Mariscal de campo Alemán Waldersee se movilizan y se dirigen hacia Pekín.Las tropas aliadas  tomaron el control de Pekín, entrando en la ciudad prohibida y provocando la huída de la Emperatriz Dowager-Ci Xi.
Tras 55 días de brutales ejecuciones, un cuerpo expedicionario venció a los bóxers, llevando la calma otra vez al país.
Ejecuciones de miembros de los boxers, según la prensa (occidental) de la época, los japoneses preferían decapitarlos, los occidentales eran más dados al fusilamiento, lo cierto es que todos cometieron actos vejatorios y torturas.

Los tratados firmados con las potencias europeas y con Japón fueron considerados fuertemente injustos por muchos chinos, creciendo así su odio hacia los foráneos así como su desaprobación hacia el gobierno imperial, cuyo prestigio había quedado muy disminuido con las severas derrotas militares ante Gran Bretaña en 1840 y más recientemente con la guerra de 1895 con el Japón, las cuales no solamente implicaban el pago de enormes indemnizaciones a los vencedores sino además la pérdida de territorios.

Lo que generó un silencioso pero firme rechazo de algunos intelectuales a toda la cultura foránea y a la propia presencia de extranjeros en China, acusando a la corte imperial de debilidad ante esta situación; pronto comenzaron a cundir los rumores sobre crímenes realizados impunemente por los extranjeros, ante los que el sumiso emperador prefería ignorar.

La masiva llegada de misioneros cristianos  y protestantes choco con la cultura china. Lo que desemboco en brotes de desobediencia civil. Registrandose agreciones en contra de los extranjeros. Y contra chinos que adoptaron la religión católica.

La rebelión coincidió con la llamada Reforma de los Cien Días (del 11 de junio al 21 de septiembre de 1898), impulsada por el emperador Guangxu con el fin de modernizar la administración, cosa a la que se oponía fuertemente su tía, la emperatriz Cixi que temía perder su poder omnímodo en la corte debido a estas innovaciones. Tras una primera derrota de los bóxers a manos del ejército chino en el mes de octubre los rebeldes proclamaron su obediencia fiel a la autoridad imperial o, con mayor exactitud, su lealtad a la emperatriz Cixi, quien decidió usarlos como instrumento para destruir toda influencia extranjera en China y asegurar su propio poder político frente a los funcionarios con ideas reformadoras. Así, el gobierno chino, fuertemente controlado por la emperatriz, dictó varias leyes en favor de los bóxers a partir de enero de 1900, mientras que éstos concentraron sus ataques contra los misioneros y conversos al cristianismo.Las crecientes protestas de los gobiernos occidentales fueron desoídas.

JUNIO DE 1900. Ls bóxers (a los que se habían sumado soldados imperiales) atacaron destacamentos de occidentales en Tianjin y Pekín. Las embajadas extranjeras en la capital, a las que habían huido sus ciudadanos residentes en Pekín, se convirtieron pronto en objetivo de los bóxers. Aunque la mayoría de las delegaciones se encontraban bien protegidas por sus propias murallas y la cercanía a la Ciudad Prohibida, donde, paradójicamente, habían sido construidas por orden del emperador con el fin de tenerlas bajo vigilancia permanente. Las delegaciones de Gran Bretaña, Francia, los Países Bajos, Estados Unidos, Italia, Imperio ruso y el Japón de hecho compartían el mismo complejo defensivo, y a sólo unas calles de distancia se encontraban las de Bélgica y España, desde donde llegaron sus representantes para ponerse a salvo.
La delegación de Alemania, de constitución más reciente y por ello situada en el otro extremo de la ciudad. El día 20 fue asaltada finalmente por los bóxers, quienes capturaron y ejecutaron al embajador alemán, Barón Klemens von Ketteler. A resultas de ello, las potencias extranjeras declararon la guerra a China, siendo que la emperatriz Cixi respondió proclamando las hostilidades contra ellas.
Los bóxers no lograron superar las defensas del recinto. En agosto, el asedio de las embajadas era levantado por las tropas enviadas por la llamada Alianza de las ocho naciones suscrita por los gobiernos de Alemania, Austria-Hungría, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y el Imperio ruso.
El ejército entró finalmente en Pekín el 14 de agosto, donde levantó el asedio a las embajadas y posteriormente procedió a desplegarse por la ciudad con el fin de ocuparla, registrándose numerosos combates callejeros. La familia imperial y su corte abandonaron entonces la Ciudad Prohibida y se refugiaron en Xi'an. La propia Ciudad Prohibida y otras dependencias imperiales fueron saqueadas.El trato más duro provino de los 900 soldados alemanes, a los que el propio Káiser Guillermo II había exhortado el 27 de julio a «hacer que la palabra “alemán” sea recordada en China durante mil años, de manera que ningún chino vuelva a atreverse siquiera a mirar mal a un alemán», dentro de un discurso en el que invocaba la memoria de los antiguos hunos.
Las hostilidades terminaron finalmente el 7 de septiembre de 1901, cuando la dinastía Qing accedió a firmar el Tratado de Xinchou o «Protocolo Bóxer», un nuevo tratado desigual con los gobiernos de Alemania, Austria-Hungría, Bélgica, Francia, Estados Unidos, España, Gran Bretaña, Italia, Japón, Países Bajos y Rusia.
El tratado de paz establecía el compromiso del gobierno chino de ejecutar a 10 oficiales implicados en la revuelta, pagar 333 millones de dólares a los vencedores en concepto de reparaciones de guerra a lo largo de 40 años. China no perdió nuevos territorios en esta ocasión debido en gran parte a que los vencedores no terminaron de ponerse de acuerdo sobre los límites de sus zonas de influencia y/o anexión en el futuro. En los años siguientes, la alianza se disolvió y cada uno de sus antiguos integrantes intentó imponer su propio plan para China. Las disputas entre Rusia y Japón en torno al dominio de Manchuria y Corea llevaron finalmente a la Guerra Ruso-Japonesa de 1905, en la que se impusieron los nipones. Con esta victoria, Japón aumentó aún más el prestigio internacional conseguido en las guerras contra China y afianzó su posición como potencia hegemónica en el área, en detrimento de Rusia.
Los pagos  acordados se reducirían o cancelarían definitivamente a lo largo de la década de los 30, antes de lo previsto. El gobierno chino quedo desacreditato  Creciendo en el pueblo chino el deseo de crear una república. Cixi trató de frenar esto abandonando la política conservadora que había defendido hasta entonces y realizando múltiples reformas en sus últimos años, llegando a prometer que se realizaría el establecimiento de un nuevo régimen constitucional en 1916. La muerte de la emperatriz en 1908 truncó estos planes, y finalmente China se convertiría en una república tras la revolución de 1911.



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